EUROPA
PRESS
1 septiembre
2018
¿Nos
hacen engordar los microbios de nuestro cuerpo?
La Sociedad Española para el Estudio de
la Obesidad (SEEDO) recuerda que son muchas las investigaciones que han
constatado que los microorganismos que tenemos en nuestro cuerpo y conforman
nuestra microbiota intestinal pueden originar un
aumento del peso, una mayor acumulación de grasa corporal.
En una entrevista con Infosalus,
José Manuel Fernández-Real, jefe de sección de la Unidad de Diabetes,
Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Girona Josep Trueta subraya en este sentido que en los últimos años se
ha visto que las bacterias, virus, hongos, protozoos y demás microorganismos
que conforman nuestra microbiota intestinal
"ayudan a regular el peso corporal de la persona".
Así, el miembro de la SEEDO afirma también que se ha
comprobado cómo la microbiota del paciente con
obesidad es distinta, y cuando éste pierde peso ésta se asemeja a la de un
individuo delgado. "La microbiota puede ser más
o menos eficiente en el procesamiento de nutrientes y hará que se absorban más
o menos nutrientes, entre otros puntos", añade el especialista.
Desde la SEEDO reconocen que recientemente se ha acuñado un
nuevo término relacionado con la influencia de los microorganismos en el
incremento de peso, la 'infectobesidad', que alude a
la teoría de que las personas obesas tienen una flora bacteriana distinta, que
hace que procesen los alimentos de manera diferente, lo que influiría en su
ganancia de peso y almacenamiento de grasa. Con ello, se postula que algunas
personas aumentan de peso significativamente no por comer en exceso o por su
genética, sino por tener una composición diferente de microbios en el
intestino.
Por su parte, el catedrático de Microbiología de la Universidad
de Navarra, Ignacio López-Goñi, resalta que cada persona tiene su propia microbiota intestinal, como su propia huella dactilar.
Asimismo, recuerda que la obesidad es una enfermedad muy compleja y
multifactorial, que no sólo depende de la dieta, sino que también del
metabolismo de la persona, así como de su genética o de las hormonas, por
ejemplo. "Pero lo interesante es que cada día hay más datos de la
influencia de nuestra microbiota (los microorganismos
que se encuentran en nuestro intestino) con la obesidad", celebra el
experto.
Así, pone de ejemplo que se ha calculado que a lo largo de
la vida ingerimos unas 60 toneladas de alimentos que pasan por nuestro sistema
digestivo, "muchísima cantidad", y en el tratamiento o digestión de
esos alimentos interviene nuestra microbiota, según
explica coincidiendo con la publicación de su último libro 'Microbiota.
Los microbios de tu organismo' (Guadalmazán).
"Cuando comemos el alimento casi en un par de horas
está en el intestino y permanece al final del mismo unas 48 horas, donde hay un
ambiente con una alta concentración de nutrientes, no hay oxígeno, sí un ph más básico y no tan ácido como el del estómago, y es
donde se multiplican hasta 10.000 millones de microorganismo por gramo de
heces. La función que tiene es la digestión de todo el alimento. Todo nuestro
sistema digestivo es un epitelio, y sabemos que estos microorganismos se
recambian constantemente y hay una enorme cantidad de restos celulares en
nuestro epitelio que son digeridos y reabsorbidos", señala López-Goñi.
Además, recuerda cómo en las últimas décadas se ha
comprobado que los antibióticos, que alteran la microbiota
intestinal, pueden favorecer a la larga la obesidad. "Se ha visto
sobretodo en el ganado, a quienes se les han aportado grandes cantidades de
antibióticos para prevenir infecciones y para engordarlos, porque este
medicamento altera los microbios intestinales. También nos ocurre a nosotros,
los niños con un tratamiento excesivo de antibióticos a la larga son más
gordos. O por ejemplo, con el tratamiento de antibióticos para la 'helicobacter pylori' se ha visto cómo después del
tratamiento el paciente engorda. Esto es un indicio indirecto de que alterar microbiota intestinal tiene que ver con obesidad",
afirma.
Otro de los ejemplos que el experto en Microbiología pone
sobre la relación de los microorganismos intestinales y la obesidad es que tras
un trasplante de heces hecho en ratones se ha visto que si el ratón donante era
obeso, acaba siendo obeso el ratón al que se han trasplantado las heces. Dice
que también se ha hecho en humanos y se ha visto que una persona infectada por
'clostridium difficile' a
la que se le trata mediante un trasplante de heces de una persona obesa, el
trasplantado acaba siendo obeso o engordando.
"Luego se han hecho estudios de ver cuál es la
composición de la microbiota en personas distintas,
obesas y delgadas. Y se ve que en las obesas hay una menor diversidad de
microbios intestinales, y en concreto hay un cambio en los tipos de bacterias,
tienen menos 'bacteroidetes' y más 'firmicutes'. Tienen menos diversidad microbiana y además
presentan una alteración en su microbiota",
añade el profesor de la Universidad de Navarra.
Igualmente, apunta que los microbios intestinales producen
una cantidad de compuestos, no sólo de esas vitaminas o factores necesarios
para el metabolismo, también producen ácidos grasos de cadena corta, o
hormonas, por ejemplo, y esto se ha visto que pueden afectar a nuestro
organismo, y se han relacionado con el metabolismo de lípidos, con la
inflamación, con el hígado, entre otros aspectos. "De manera que hay una
conexión que no se termina de conocer todavía, entre microbios, los metabolitos
que producen y su conexión con el organismo", apostilla.
Eso sí, a su juicio hay que tener mucha precaución porque se
ha visto que la microbiota es personal, cada persona
tiene su propia huella microbiana, y alterarla es muy difícil y es personal, de
manera que no nos vale la receta para todos. "La obesidad es una
enfermedad muy compleja y depende de muchos factores, y el futuro nos llevará
hacia una medicina personalizada, y hacia una dieta personalizada, donde se
tendrán en cuenta nuestros microbios y dependiendo de nuestra microbiota nos propondrán una dieta o un tratamiento",
indica López-Goñi.
A su vez destaca que se ha visto que la microbiota
depende de la dieta que siga una persona. Por ello, aconseja seguir una dieta
variada y mediterránea ya que favorecerá la diversidad microbiana.
Finalmente, López-Goñi considera que por el momento muchos
experimentos en la materia sólo se han hecho en animales y falta dar el paso al
humano y a la clínica. "Estamos en la infancia de la relación entre la microbiota y la obesidad. Sabemos que hay algo relacionado,
una relación directa, pero aún no se entienden totalmente los mecanismos
moleculares que hay detrás", sostiene.